Todos tenemos marcas, algunas más visibles que otras, ellas son las que nos hacen hoy quienes somos, hablan de nuestro pasado, de nuestras vivencias, de lo que sabemos y de lo que escondemos.
Tal vez, las marcas más profundas que tenemos son aquellas que hemos decidido no mostrar y hasta puede que sea por un acto inconsciente; porque simplemente no sabemos que están allí. Sin embargo, la sociedad se preocupa o pone más atención a las marcas de nuestro cuerpo; al piercing que te pusiste o el tatuaje que te hiciste, ignorando aquellas marcas que verdaderamente definen, las que muestran lo que realmente somos; las del alma, las que son de por vida y hasta eternas.
¿Sabes reconocer esas marcas en ti?
Mientras escribía esto era inevitable no pensar en dos personas que han tenido que ver con mis marcas; una me enseño a no avergonzarme de mis cicatrices sino mostrarlas por ser partes de mí, de lo que soy, de mi historia; hoy llevo la inicial de su nombre en mi pecho como símbolo de una marca muchísimo más profunda. La otra ha dejado una especie de tatuaje en mí, un sello propiciado por dos cicatrices en sus manos que me recuerdan donde estoy, lo que hago aquí y la razón de esta revista.
¿Qué hay de ti? ¿Cuáles son tus marcas?
Equipo de Conexiones
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